martes, 12 de marzo de 2013

Desde luego...

Es curioso lo que me pasa por la cabeza cuando viajo en el autobús de las diez de la noche hacia mi casa. Suelo mirar la oscuridad, escucho la música y observo ese mundo de luces al otro lado del cristal grasiento en el que alguien ha apoyado su cuero cabelludo con esmero.

Entre tanto pienso en "mis cosas", pienso en la gente de mi familia, en mis amigos, en lo que dicen, en lo que hacen y en cómo se refleja el estado de las cosas en este país en sus actos y sus palabras. No sé si hay más gente que piense en estas cosas, imagino que sí, aunque somos pocos creo, también los hay de los que piensan y callan, son más prudentes.

Hace poco una vieja amiga me colgó un vídeo en el tablón de tuenti (sí, el facebook de paletos, pokeros y poligoneras como dice un conocido mío). Este es el vídeo http://www.youtube.com/watch?v=snHw1RNvGUg

En este vídeo como podéis ver se parodia a la banca tanto nacional como internacional, mi amiga me preguntaba -o eso creo yo- sobre mi opinión respecto a "todo este tema de las protestas y tal". Bien, pues ahí va mi opinión.

El fondo, la queja, los motivos son los que son, son muy válidos, no es normal que para que la economía vaya bien la calidad de vida de un país tenga que ir mal, eso no es lo normal (aunque muchos dirían que como hemos crecido a costa de la deuda, ahora nos toca pagar, el problema es que la deuda la están pagando los que menos culpa tienen). Sin embargo la forma me parece de lo más grotesca. Una protesta, una huelga, un movimiento reivindicativo no puede protestar (o al menos no debe) haciendo una parodia como la vista, una batucada o un baile de disfraces.
Una protesta es una mirada iracunda al estado, es usar los resortes que el estado proporciona a los ciudadanos hasta hacerlos estallar, por muy corruptos que estén. Estos resortes son como una manivela oxidada, pero un pueblo unido que protesta es capaz de romper el óxido y la corrupción de cualquier resorte que el estado ponga a su alcance. Una protesta es una lista de reivindicaciones muy concretas, muy consensuadas, no contradictorias entre sí presentada formalmente ante el organismo correspondiente. En esta lista el pueblo debe haber dejado toda su bilis, toda su furia, y más que nada, toda su esperanza de cambio.

Protestar, cambiar las cosas, estar hartos de la lengua edulcorada de los políticos y su cháchara meliflua debe ser algo serio y no creo que darle un toque de chascarrillo vaya a beneficiar a los que protestan.

Creen que son libres, que tienen poder, pero solamente duran unas semanas antes de unas elecciones, en realidad no son nada, son esclavos. Empiezo a pensar como los anarquistas con su proverbio "si nos dejan votar es porque no sirve de nada". Pero ¡me niego!,

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