miércoles, 21 de marzo de 2012

Amina, feministas, sindicatos y demás.

Los ideales y esas cortinas de humo que los políticos y algunos cabrones y listillas utilizan tan a menudo para engañar a bobos y no tan bobos producen casos poco menos que curiosos.

En España tenemos ejemplos para dar y tomar. Vamos a empezar con uno que a mí me toca la flor en particular. En la Universidad Autónoma de Madrid hay un plan para la igualdad o algo así, con su paridad, sus paridas y esas cosas. No digo yo que las personas no debamos ser iguales en ciertos aspectos, no. Digo que confundimos el pito con la glándula pituitaria. La idea de la igualdad es algo tremendamente positivo, sin embargo se está utilizando con unos fines tan ruines... Se desvirtua la idea de igualdad que todos o al menos todos los que tenemos algo de sentido común apoyamos. Porque el hecho de que yo diga que todos y todas, las y los hombres y mujeres (y sucedáneos, que ahora por lo visto esa clasificación es errónea, que el sexo viene definido por entes misteriosos), no va a ayudar a que la igualdad llegue donde no la hay.

Me refiero a Amina, esa chica que fue violada, obligada a casarse con su violador por cuestiones bastante relacionadas con dogmas, creencias y demás inmundicias humanas. Amina se ha suicidado, y creo que no ha sido lejos de España. Ha sido al otro lado del estrecho donde las/os que dan el coñazo con el género y la génera deberían luchar sus batallas. Y aquí viene el factor común (ya veréis ya, que este va a ser el factor común de todos los ejemplos) de la cosa que nos ocupa:
"Soy defensor/a de la igualdad aquí, donde no hay que mancharse las manos y me puedo dedicar al manguis, a decir chorradas y a sentirme importante".

Porque no os equivoquéis, de esto en España hay mogollón de gente que vive, de imponer reglas absurdas al uso del lenguaje y cosas así. No digo yo que todas las normas sean de diarrea mental crónica, pero muchas sí, demasiadas para mi gusto.

Ah..., los sindicatos. Esa panda de cabrones son los que se suponen defienden a los trabajadores. Ya, los cojones mari loli, resulta que no, que estos defienden al sindicato y no mires más allá. Y cuando miras más allá defienden de boquilla, montan una huelga, (pero ellos con sus bolsillos bien seguros y llenos de pasta del contribuyente), marcan palmito, se pavonean y encima esperan que les bailemos el agua. Son tan parecidos a los políticos que los confundo, son políticos en el sentido más peyorativo del término. Imagino (como dice una amiga a la que estimo bastante) que no todo el monte es orégano y hay personas que actúan de buena fe. Puede ser, aunque yo de momento no conozco a ninguno seguramente existen. Serán los esclavos de los jefes del sindicato, los que en la medida que les dejan se dedican a dar cursos gratuitos de seguridad laboral, de formación a parados y demás.
Pero el factor común con el anterior ejemplo es que en los momentos serios los sindicatos no parecen actuar con la resolución que se espera de ellos. Porque en los momentos serios, cuando hay que defender a los trabajadores de verdad, cuando uno se juega su casa, su dinero e incluso su vida..., en esos momentos aparece el factor común. Allá va:

"Soy defensor de los obreros en este momento, cuando no hay que mancharse las manos y me puedo dedicar al manguis, a decir chorradas y a sentirme importante".

Se les tendría que caer la cara de vergüenza, a los/as del plan de igualdad de la UAM, a los listos que manejan los sindicatos y a los (probablemente) incautos que participan de esta mamarrachada. Espero que un día alguien defienda de verdad a Amina y a todas las mujeres que DE VERDAD, tienen un problema de igualdad bastante serio (al menos más serio que ofenderse por cómo habla esta o aquella persona). Espero que un día alguien defienda al agricultor, albañil, ejecutivo y a todos los trabajadores DE VERDAD, cuando y donde es necesario.